Escrito por: Carina Moreno Baca
La tarde del domingo cientos de familias de dieron cita para conocer la historia de “Los Músicos Ambulantes” que ese día cumplían 40 años de su primera presentación. Es quizá la obra del Grupo Cultural Yuyachkani que se ha presentado en los escenarios más diversos y con mayor regularidad. En mi caso, quizá sea la quinta vez que la vea, pero no deja de sorprenderme y emocionarme.
Miguel Rubio, director de la puesta, decía al final de la función que se trata de una de las obras más sencillas, pero que le ha permitido realizar un mayor aprendizaje a la agrupación. La historia de los músicos, que son animales (un burro, una gallina, un perro y una gata), representan las diversas regiones del Perú y sus desencuentros. También las situaciones de violencia y de explotación que muchos han sufrido y cómo se deciden a migrar para cambiar sus vidas. Pero no se deciden a migrar a cualquier lugar, sino a Lima, la capital. Una ciudad que perciben y presentan como enorme y hostil.
La historia nos habla de migración, de desarraigo, pero también de la necesidad de encontrarnos, de aprender del otro y a convivir desde el respeto. Descubrimos en ese sentido, la actualidad de la obra y su contundencia.
Mensajes potentes llevados a escena desde y con la música. El resultado volvió a sorprenderme. Tanto padres como niños y jóvenes bailaban y aplaudían con los ritmos de las diversas regiones del país. Tan implicados se sintieron los niños que en cuanto los músicos pusieron su “latita” mientras tocaban “en una plaza” los niños corrieron a colocar monedas y billetes e incluso una niña “persiguió” a la lata sobre el escenario.
La vitalidad y la conexión que los artistas logran es increíble. Ana (gallina) y Débora Correa (gata), Teresa Ralli (perro) y Augusto Casafranca (burro) se “agigantan” en el escenario del GTN y se lo apropian. No sólo con sus personajes, sino demostrando la enorme capacidad no sólo actoral sino músicos. El teatro fue una fiesta durante toda la función. Gracias también a la participación de Marco Iriarte y Julián Vargas quienes aportaron desde la música y efectos sonoros con los más diversos instrumentos y al grupo musical del Ballet Folklórico del Perú.
Emocionante ver a niños, jóvenes y adultos disfrutando con una obra creada hace 40 años que sigue siendo vigente porque nuestra sociedad mantiene la misma fragmentación. Gracias Yuyachkani por crearla y por mostrarnos nuestra realidad con humor e ironía. Larga vida a Los Músicos Ambulantes.