Caricaturista Omar Zevallos celebrará 45 años dedicados al arte con dos grandes proyectos
Por: Patricia Saavedra (enviada especial a Arequipa)
Omar Zevallos, el prolífico ilustrador arequipeño, cumple 45 años de trayectoria ininterrumpida para lo cual alista una serie de eventos especiales que incluyen una exposición de sus mejores obras en su natal ciudad y un trabajo de investigación de Alberto Vargas, creador de las “chicas Vargas”.
“La celebración de mis 45 años es uno de los pendientes del año que viene y no sé porqué razón no se ha reconocido en el Perú. Ya la he hecho en Alcalá de Henares, en el Instituto Quevedo de las Artes del Humor en España en donde me invitaron a hacer una retrospectiva de mi trabajo, una exposición preciosa que han realizado allí y que espero poder traer a Arequipa. Tenemos conversaciones con el Centro Cultural de la Universidad San Agustín, es muy probable que esa exposición venga acá” manifiesta.
Como incansable explorador de las artes, Omar está enfrascado en un segundo proyecto. ”Estoy terminando una investigación sobre Alberto Vargas, el creador de las chicas Vargas, arequipeño ilustre, casi nadie lo recuerda a él”.
Tras hurgar en los archivos periodísticos de la época, Omar cuenta que Alberto Vargas, precursor del Pin Up, vino solo una vez al Perú en el año 1958, después de vivir en los EE.UU. Su anhelo era volver a Arequipa y visitar sus raíces. Fue en ese año que trajo 160 chicas Vargas, 160 dibujos que fueron presentados en una exposición en Lima, la misma que tiene lugar en el octavo piso del edificio La Crónica en la céntrica Av. Tacna. “El impacto que tuvo esa exposición fue formidable, con más de 100 mil personas que apreciaron su arte, se formaban largas colas que daban la vuelta a la manzana y solo restringida a un horario para adultos. Curioso ese momento” dice con inocultable entusiasmo.
A decir de Zevallos, y siempre de acuerdo a sus indagaciones, el anhelo de Vargas era ir a Tingo, a comer buñuelos, a visitar el estudio de su padre que era un fotógrafo reconocido, Max T. Vargas. “El amor que Vargas le profesaba a su natal ciudad era tal que en una ceremonia en la que le hacen entrega de la Medalla de la ciudad, hace un discurso emotivo llora y dice: ”Nací como arequipeño, viví como arequipeño y moriré como arequipeño”. Una cosa impactante. Esa historia la he podido reconstruir a partir de testimonios y recortes periodísticos que ya se están perdiendo en el tiempo”, afirma Zevallos.
HUMOR AREQUIPEÑO
¿Tiene el arequipeño un gran sentido del humor? Omar nos responde que “esa es una pregunta bien difícil porque hay esa creencia de que los arequipeños tenemos “nevada”, que no sabemos aceptar las bromas que nos hacen a nosotros, pero ese es un mito. El arequipeño tiene un sentido del humor muy especial, hice una investigación bastante profunda sobre los caricaturistas arequipeños que terminó en un libro y que yo me planteé como un reto, a manera de aporte, porque somos muy ingratos con nuestros caricaturistas. Muchos de ellos han nacido en Arequipa por alguna extraña razón y quizás ello se debe a que tenga el hábito de tomarse el pelo entre sí mismos. Aquí hay una larga tradición muy antigua de poner apodos muy creativos, muy graciosos. Y esto se evidencia, sobre todo en Mollendo, donde se conoce más a las personas por su apodo que por su verdadero nombre. Esa parte del humor popular crea un ingrediente fundamental para entender el carácter de los arequipeños.”
En su calidad de único caricaturista latinoamericano del Comité Directivo del Instituto Quevedo de las Artes del Humor de la Universidad Alcalá de Henares en España, Omar Zevallos recuerda que se ha discutido mucho sobre el humor y sus efectos, no sólo por el tema de la pandemia, sino en otros tópicos. “Hay chistes que ya no dan risa, el humor tiene que tener otra mirada, ya no puede ser machista; el humor que ataca a las comunidades LGTB, por ejemplo, no se puede hacer para burlarse de ellos y en tanto la sociedad no haya evolucionado lo suficiente para entender que podemos reirnos de nosotros mismos, no podemos abordar circunstancias como esas de una manera tan vertical”.
Fotografía: Talia Vargas Cornejo