Lima, 05 de marzo. Ayer se llevó a cabo la presentación del libro de fotografía “The Chaos Comes Alive” del fotógrafo peruano José Antonio Rosas, quien muestra en la edición la escena del rock en Nueva York.

Raúl Cachay, Antoinette Arévalo y Natalia Revilla fueron los encargados de comentar el libro del artista, que nació de las 29 fotos en blanco y negro que conformaron la muestra en la galería Fail. La edición se caracteriza por presentar forma de acordeón, el cual fue trabajado por la editorial peruana Contexto Editores.

SOBRE EL PROCESO

Durante un año, el fotógrafo peruano José Antonio Rosas revivió su pasión por el rock duro y visceral de su adolescencia en clubes oscuros, apretados y sudorosos de Brooklyn y Manhattan. 

Dentro de los clubes, con su cámara siempre en la mano, Rosas se sumergió en el caos generado por el estruendo de las guitarras y las baterías: multitudes que se convertían en remolinos de extremidades voladoras, gente que se empujaba con una fuerza cada vez mayor, artistas abandonándose a la tempestad de la multitud, la extraña mezcla de agresión y afecto en una comunidad ansiosa por liberarse de las convenciones de la vida moderna. 

“Estas fotografías muestran diferentes aspectos de la energía de un público comprometido como ninguno: desde planos altos que captan el frenesí de las multitudes hasta acercamientos que nos muestran los gestos distorsionados de fanáticos en una experiencia casi religiosa”, explica José Antonio Rosas. 

Rosas desarrolló este proyecto fotográfico como parte del programa de Prácticas Creativas que siguió en el International Center of Photography en Nueva York, entre setiembre de 2018 y junio de 2019. A lo largo del proyecto, contó con la asesoría del fotógrafo y educador norteamericano Darin Mickey, quien es el director del programa. Mickey es también el curador de la muestra. 

“Entre los muchos placeres de ver estas imágenes. Está la liberación que experimentamos cuando nos abandonamos al baile en un concierto, cuando establecemos una conexión con los desconocidos que aparecen en estas fotos. Somos una tribu temporal de extranjeros inmersos en una agresiva danza ritual, en una conexión sin palabras. Mentes y cuerpos jugando en los campos de distorsión.”, señala Darin Mickey en su texto curatorial. 

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